Adicciones
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¿A CUÁNTAS PERSONAS MÁS VOY A AYUDAR HOY?
Vivimos en un mundo lleno de estímulos cada vez más potentes, más gratificantes y más accesibles.
Todas las conductas que nos producen placer, lo que nos gusta, lo que nos estimula, sea correr, bailar, cantar, jugar, meditar, rezar, amar y por supuesto comer, tener sexo y ganar dinero, activan el sistema de recompensa del cerebro.
¿Estas conductas pueden ser adictivas?
¡Por supuesto que sí!
Aumentan la dopamina en el sistema de recompensa, así que son potencialmente adictivas.
• Pero para considerar que se han convertido en adictivas, debemos mantener la conducta, a pesar de las consecuencias negativas que nos esté provocando.
Las adicciones científicamente
Basado en la evidencia científica, para que una conducta sea una adicción el primer criterio que debería cumplir es que provoque la necesidad imperiosa de realizarla.
• Para ello tiene que haber habido un contacto previo con ese estímulo que haya sensibilizado al sistema de recompensa.
En esos primeros contactos se produce la liberación de dopamina en el circuito mesolímpico (como muestra la figura anexa), luego el estímulo se fija en la memoria gracias a la activación de la amígdala, y así se establece la asociación entre la percepción del estímulo y la gratificación placentera.
• A partir de ese momento, cuando las circunstancias sean propicias, sentiremos el deseo o la necesidad de actuar para repetir una experiencia o de consumir alguna substancia gratificante, debido a la anticipación de la gratificación que se produce gracias a la descarga de dopamina en el sistema de recompensa.
Las personas recaen cada vez que se dan cuenta de que ahora sí pueden actuar o consumir, que ya tienen acceso al estímulo gratificante, por lo que en su cerebro -concretamente en el núcleo accumbens- se comienza a liberar la dopamina, lo que les lleva a la necesidad, al deseo y a la búsqueda del estímulo.
• Es un mecanismo automático, pero al que se puede acceder para intervenirlo mediante el aumento del nivel de consciencia.
¡Tú eliges!
El segundo criterio que obligatoriamente debe cumplirse es que la persona afectada mantenga la conducta adictiva a pesar de las malas consecuencias que le genera.
Este perjuicio para la salud y las relaciones dependerá de diversos factores, como la frecuencia con la que se realiza la conducta, la sensación de la pérdida de control que se siente durante el consumo o acción, y las consecuencias para la salud física y mental.
• Sólo en el caso de que se lleve a cabo esa conducta, pero que no pueda controlarla y que la realice a pesar de las consecuencias negativas que esté generando en su salud, su trabajo, sus estudios, su familia o cualquier otra faceta importante de su vida, podremos considerarlo adicto a algo.
Con el tiempo, los adictos continúan repitiendo la conducta, pero no para sentir la euforia que notaban al inicio, sino que dependiendo del estímulo, para dejar de sentir el bajón profundo, o sobreponerse al malestar que viven cuando no lo hacen.
Descubrimiento del centro del placer
En 1953, Peter Milner y James Olds establecieron las estructuras anatómicas que conforman el centro del placer.
Colocaron una rata en una caja con un electrodo implantado en su cerebro en el área que suponían regulaba el sueño y la vigilia.
• Cada vez que la rata se acercaba a una esquina particular de la caja se le aplicaba un estímulo eléctrico y breve de baja intensidad.
Para sorpresa comprobaron que la rata en lugar de evitar el corrientazo volvía repetidamente a la misma esquina.
• A medida que la rata iba consolidando el hábito de dirigirse al mismo lugar, añadieron una palanca que la rata podía accionar para autoadministrarse los estímulos eléctricos.
Comprobaron que las ratas preferían seguir apretando la palanca antes que comer, aún cuando estaban hambrientas, y que preferían la corriente antes que el apareamiento, e incluso atravesaban una valla electrificada para alcanzar la palanca del placer.
Las ratas se habían hecho adictas a la palanca, y la ciencia había descubierto el "centro del placer".
Adicción a lo urgente
Algunas personas se acostumbran tanto al flujo de adrenalina descargada en las crisis de trabajo que dependen de ella para sentirse con entusiasmo y energía.
Resultan en situaciones vivificantes:
• Nos sentimos útiles, exitosos, valorados; nos sentimos bien.
Necesitamos adrenalina, aunque como estás suponiendo, lo que necesitamos es dopamina.
Nos habituamos a que estemos siempre ocupados, con exceso de trabajo y esta expectativa se ha convertido en un símbolo de estatus social.
• Si estamos ocupados somos importantes.
• Si no estamos ocupados nos da vergüenza admitirlo.
Y esta adicción a lo urgente permea todas las facetas de la vida.
Síntomas de la adicción a lo urgente
La adicción a lo urgente es tan peligrosa como otras dependencias bien conocidas:
• Es sorprendente su similitud con la adicción al juego, las sustancias químicas y la comida, como veremos.
La bibliografía publicada sobre la recuperación de estas adicciones particulares contiene las siguientes características, las cuales son similares a los síntomas producidos por la adicción a la urgencia que surge de la mala administración del tiempo:
De forma similar, la adicción al trabajo:
• Crea sensaciones predecibles y confiables.
• Se convierte en el primordial punto de concentración en la vida y absorbe toda la atención.
• Erradica el dolor y otras sensaciones negativas de forma temporal.
• Proporciona un sentido artificial de autoestima, poder, control, seguridad, intimidad, realización, etcétera.
• Agrava los problemas y sentimientos que intenta remediar.
• Desmejora el funcionamiento del cuerpo y la mente.
• Ocasiona la pérdida de relaciones.
Estas características de la adicción a lo urgente inundan nuestra sociedad y se incrementan en nuestra vida y nuestra cultura.
La cultura de lo urgente
Cuando la urgencia es el factor dominante en la vida, la importancia pierde valor y creemos que lo primero es lo urgente, cuando en realidad lo primero es lo importante:
• Vivir, amar, aprender y dejar un legado.
Estamos tan atrapados en nuestras tareas que ni siquiera nos detenemos a pensar si lo que hacemos es verdaderamente necesario.
Este testimonio de un alto ejecutivo en un seminario de administración del tiempo lo confirma:
• "Soy un adicto total (al trabajo), es la cultura del negocio, vivimos de crisis en crisis, nada se hace hasta que alguien diga que es urgente".
Refiriéndose a un gerente subordinado suyo que le acompañaba expresó:
• "Cuando este hombre comenzó a trabajar conmigo no era así, pero ahora lo es. Entonces, no sólo soy un adicto sino también un traficante".
Lo urgente versus lo importante
Siempre nos enfrentamos diariamente con este dilema en la toma de decisiones, por lo que alguno de los dos debe prevalecer.
El problema surge cuando actuamos preferentemente con urgencia, dejando de lado lo importante, lo cual acarrea consecuencias en la salud y las relaciones.
La urgencia, como las drogas, es un calmante temporal que se emplea en exceso.
• Atenúa parte del dolor agudo que se produce por la brecha existente entre la brújula que guía nuestra visión y el apego al tic tac del reloj.
• Durante un tiempo el alivio resulta placentero, pero se trata de una satisfacción efímera pues desaparece con rapidez y el dolor retorna.
Lo sorprendente es que con todas las consecuencias negativas que acarrea la adicción a la urgencia, elegimos hacerlo.
La psicóloga Bárbara Killinger afirma:
• "Los adictos al trabajo son muy inteligentes, interesantes, a menudo ingeniosos y encantadores, pero no poseen esa sabiduría interior, lo atestiguan las crisis que sufren en su vida".
Crisis que pueden llevar al suicidio.
Adicción al trabajo, una dependencia «respetable»
La adicción al trabajo, una de las pocas que aún se consideran "respetables" en la cultura contemporánea, es cada vez más común en nuestra sociedad.
• Como cualquier otra adicción, puede afectar a la salud del adicto y a la vez provocar problemas en la familia, causando así grandes dosis de ansiedad y depresión.
• Y sin embargo, es considerada todavía como un rasgo positivo, aun cuando el resultado sea un estilo de vida nocivo.
La doctora Barbara Killinger, con muchos años de experiencia en el tratamiento de este tipo de adictos, enseña tres cosas básicas al respecto:
• Es una patología muy poco comprendida y menos estudiada, pero que sin embargo puede afectar gravemente la vida de las personas.
• El origen de esta adicción es la obsesión por obtener aprobación y éxito a través del ejercicio del poder y del control.
• Existen estrategias para recuperar el equilibrio interno y restablecer una calidad de vida más saludable, tanto en el trabajo como en el hogar.
En La Academia de Emociones te ofrecemos alternativas para tratar esta adicción.
Informaciones y Soporte:
Experimenta una conversación vigorosa:
Vivir según lo importante
Quienes viven según lo importante, sí poseen la sabiduría interior de la que carecen los adictos a lo urgente.
• Incluso van más allá porque sus decisiones no sólo parecen correctas sino que también se ajustan a sus propios valores y creencias, sin dejar lugar a dudas, porque algo en el fondo del ser les dice "si".
• El buen juicio se logra cuando se toman decisiones correctas porque les es posible vivir con comodidad aún con las consecuencias de sus actos.
Quienes viven según lo importante, escuchando la voz de su consciencia, no tienen la satisfacción efímera derivada de la urgencia, de la complacencia hacia sí mismo y hacia los otros menos importantes de su vida, ni a la falsa sensación de seguridad de estar ocupados cada minuto del día.
• Más bien experimentan un profundo cumplimiento de sus metas, perciben un profundo nivel de paz interior y calidad de vida, aún en medio de desafíos y dificultades, y se van a la cama por la noche con la confianza de haber hecho lo más importante que podían haber hecho ese día.
Por eso quienes viven poniendo primero lo importante, en lugar de lo urgente, tampoco sufren de insomnio
"Vive la vida desde un profundo bienestar, escucha tu llamado interior y síguelo". Michael Neill, Super Coach.
Hábito Saludable
Escuchamos todo el tiempo sobre hábitos poco saludables y aún así no los evitamos, pero meditar es un hábito saludable que puede crear beneficios para tu vida en numerosas áreas y sin embargo la gente duda.
• Tan sólo una práctica de cinco a diez minutos para comenzar el día tendrá un efecto acumulativo en tu energía, concentración y capacidad para dormir mejor por la noche.
• Este es un recurso increíble para tener a tu disposición cuando lo necesites, estés donde estés.
Se trata de tener herramientas y estrategias para desempeñarte mejor en el día a día, con enfoque y productividad.
• La meditación ayuda a rejuvenecer tu cuerpo y mente, complementar tu sueño y mejorar tu rendimiento.
No hay edad para empezar a meditar
• No es de jóvenes ni es de viejos.
• Ni pertenece a ningún dogma religioso.
• Es milenaria y es de humanos.
😊 ¡Elige vida, elige salud, elige felicidad!
¡Bienvenidas tus preguntas y comentarios!
“La felicidad conduce al éxito, el éxito produce bienestar, el bienestar conduce a la inspiración. Éxito, bienestar e inspiración se convierten en la base de una vida maravillosa”. Michael Neill Super Coach.
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