El Arte de Escuchar Atentamente
Si has llegado a esta página es porque quieres saber más sobre cómo tener Coraje para cambiar tu vida.
Bienvenido a conocer cómo es que alguien tenga la capacidad de escucharte atentamente y ayudarte a cumplir tus objetivos para vivir una vida plena y con propósito.
• Esto es posible a través del programa de Coaching Tonifícate.
Escuchar y Oír
¿En qué consiste, exactamente, escuchar?
Escuchar es un acto consciente, voluntario, que tiene como propósito comprender al otro.
• Es en esencia un acto libre.
Escuchar (auscultare, en latín) es, según la etimología de la palabra, oír con delicadeza y atención; en el fondo, es ser atento con el otro.
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Pero escuchar no es lo mismo que oír, porque oír es un acto involuntario.
• Oír (audire, en latín) es percibir un sonido.
Oír es algo natural, fisiológico, no regido por nuestra voluntad.
• Muy a menudo, sin querer, nos vemos obligados a oír ruidos que preferiríamos no tener que soportar.
No decidimos que oír, pero sí decidimos qué y a quién queremos escuchar.
• Así pues, la escucha es selectiva, mientras que el acto de oír va estrechamente ligado a nuestro sentido auditivo.
Escuchar nunca es un acto caprichoso ni resignado:
• No escuchamos por casualidad.
• Escuchamos porque, previamente, hemos deseado escuchar y prestamos atención.
Por azar, oímos el ruido de fondo, la bocina de un automóvil, o el taca-taca de una máquina; pero la escucha nunca es obligada.
La escucha
La escucha viene precedida por un deseo, un anhelo.
• Cuanto más intenso sea ese deseo, más receptiva es la práctica de la escucha.
Si la escucha viene precedida por un deseo ¿Qué despierta ese deseo?
• Vislumbramos que en el otro hay un tesoro, hay un secreto que queremos develar.
• El deseo de escuchar arranca de una intuición, de una mirada atenta que transforma a quien sea escuchado en persona de nuestro interés.
Escuchar es un talento que cada persona posee en cierta medida.
Los coaches tienden a ser especialmente versados escuchando, porque la escucha es una habilidad que han aprendido y desarrollado entrenándola.
En la escucha diaria, el que es coach le pone atención no solamente a las palabras.
• Nos centramos en lo que la otra persona dice, recibiendo información a través de lo que percibimos con nuestros oídos, por supuesto, pero también escuchando con todos los sentidos y con nuestra intuición.
• Estamos atentos a toda la información que nos proporcionan nuestros sentidos: oímos y vemos percibiendo sonidos, palabras, imágenes, pero también percibimos sentimientos y energía.
Los coaches somos oyentes polifacéticos y contamos con muchos receptores de distintos tipos, todos ellos recibiendo información:
• Por ejemplo, percibimos la respiración al otro lado del teléfono, el caudal de voz, su modulación.
Pero la escucha no es una mera escucha pasiva, es activa.
Interacción
«Interacción» es una buena palabra para describir una sesión de coaching Tonifícate.
El coach se enfoca tanto en el cliente que su diálogo interno virtualmente desaparece y el coaching se vuelve espontáneo.
Es como si estuviéramos rodeados por un campo de fuerzas en el que estuviéramos contenidos, tú (el coacheado), yo (el coach), y un entorno de información verbal y no verbal.
A veces ese entorno está hablando a "gritos", otras está susurrando.
La interacción es la situación ideal, como si estuviéramos en una burbuja, en una cámara segura que nos aísla de las distracciones del mundo exterior.
El nivel de escucha del coach es a nivel de la empatía, de la clarificación, de la colaboración; es como si existiera una conexión inalámbrica entre el coach y su cliente.
Pero también el nivel de escucha incluye todo lo que pueda observar el coach con sus sentidos e intuición: lo que ve, oye, huele y siente, es decir, las sensaciones tanto perceptivas como emocionales.
Además, contempla la acción, la inacción y la interacción.
Uno de los beneficios de escuchar en este nivel es que el coach tiene mayor acceso a su intuición, a través de la cual recibe información que no es directamente observable, y la utiliza para canalizar inquietudes del mismo modo que utilizaría las palabras que pronuncie el cliente.
En este caso, el coach está en sintonía con el cliente: percibe los matices del espacio entre el coach y el cliente, más allá de las palabras, incluidas toda la energía y la emoción expresadas y no expresadas.
Al cliente le resulta enormemente conmovedor —y excepcional— que alguien lo vea y reconozca de esa manera.
Experimenta una conversación vigorosa:
El entorno en el que tiene lugar la sesión también es diverso:
• Muchos coaches trabajan con sus clientes virtual o por teléfono con citas planificadas con regularidad, a menudo semanales, aunque existen muchas variaciones.
• Algunos coaches y sus clientes prefieren las sesiones presenciales, ya sea en el lugar de trabajo del cliente, en la oficina del coach o fuera de esos dos lugares.
• A veces, los coaches acuerdan con sus clientes trabajar durante un período de tiempo establecido, por ejemplo, tres meses, seis meses o un año.
• Otros coaches establecen con sus clientes relaciones permanentes, sin prever una fecha de finalización.
• Se hace coaching tanto en salas de juntas, o en viviendas u oficinas, como en el campo.
Clarificar
La habilidad de clarificar es una combinación de escuchar, preguntar y volver a situar las cosas en su contexto.
La clarificación permite enfocar la visión del cliente con nitidez, añade detalles, la mantiene congelada para poder inspeccionarla, para que el cliente pueda responder: ¡Sí, eso es!
A menudo, los clientes no son capaces de ver por sí mismos lo que están haciendo o diciendo.
En este caso, articular es la capacidad del coach de describir sucintamente lo que está ocurriendo.
Con esta habilidad, comparte sus observaciones con la mayor claridad posible, pero sin emitir juicio alguno.
El coach le dice a sus clientes lo que ve qué están haciendo.
Porque el coach realmente está de parte del cliente en esta exploración, por lo que puede hacer preguntas poderosas que inviten a la acción y derriben viejos mecanismos de defensa, y hacer preguntas de reflexión que inviten al aprendizaje para fomentar la acción de cambio.
Acción y aprendizaje
Los frutos del trabajo que cliente y coach hacen conjuntamente son tanto la acción como el aprendizaje.
Estas dos fuerzas, acción y aprendizaje, se combinan para crear el cambio.
Debido a que el concepto de acción que impulsa al cliente hacia delante es tan fundamental para el propósito del coaching, a menudo utilizamos el verbo «impulsar» para dar esta idea de ir hacia delante y decimos que uno de los propósitos del coaching es «impulsar la acción» del cliente.
La otra fuerza en juego en el proceso de cambio es el aprendizaje.
El aprendizaje genera nuevas capacidades para visualizar recursos y mayores posibilidades, al tiempo que fortalece los recursos mentales y corporales que actúan en el cambio.
El coach renuncia a la necesidad de quedar bien y de tener la razón; la luz alumbra al coacheado, no al coach.
Porque como coach estoy «al otro lado», del lado del cliente, con él, inmerso en la situación y en la meta del cliente.
Dificultades
Nos escuchamos demasiado y estamos tan llenos de nosotros mismos que somos incapaces de oír a los demás, siendo éste, en mayor o menor grado, el rasgo esencial de todos nosotros.
• Somos una compilación de relatos, de historias, de voces que, en ocasiones, pueden convertirse en hitos ejemplares, en modelos a seguir para realizar excelentemente el oficio de ser persona.
Pero la capacidad de entablar un diálogo es, en el fondo, la verdadera oportunidad de desarrollar nuestro potencial humano.
Un tema reiterado que enfrentamos suele ser que nuestro temor sea más fuerte que nuestro deseo de plenitud.
Ese temor que conduce al autosabotaje, se presenta bajo toda una gama de apariencias.
Puede ser frustración, aburrimiento, indiferencia, rabia, resignación o una invariable justificación de un modo de actuar que recuerda mucho la traición a uno mismo o el martirio.
Como coach, soy capaz de percibirlo en el ambiente.
Otra dificultad que debes superar es la siguiente, la cual incluso puedo advertirte de antemano que encontrarás una y otra vez:
• La voz disonante del saboteador interno.
Es posible que creas que esa voz está tratando de protegerte del peligro del cambio, de la posibilidad de romper una relación, o de una catástrofe de algún tipo.
Crees que la voz está ahí para evitar que tomes riesgos inútiles, pero con frecuencia es demasiado cauta en un momento que requiere "tomar el riesgo" en nombre del cambio hacia una vida más plena.
La misma voz puede estar recitando una vieja letanía de juicios, normas y creencias limitantes.
Como por ejemplo:
• «No eres lo suficientemente listo, atractivo, rico, no tienes suficiente experiencia, edad... no le llegas».
O podría ser lo contrario:
• «Eres demasiado viejo, calvo, anticuado, joven, agresivo, introvertido, extrovertido... te pasas».
La mayor parte del tiempo esa voz opera tranquilamente en segundo plano, ejerciendo influencia sobre tus elecciones personales y presionando para que optes por su modo preferido de actuar o de no actuar en absoluto.
¡Sólo ten el Coraje de desoírla!
Epílogo
Escuchar es el punto de entrada de todo el coaching.
Todo en el coaching gira en torno a la escucha, especialmente a una escucha que tenga presente el plan y el propósito del cliente:
El coach escucha, atento a las señales de vida, a las opciones que están eligiendo los clientes y a cómo esas opciones les acercan al equilibrio o los alejan de él.
Con mis habilidades de escucha plenamente en juego, como coach tengo una percepción del nivel de consciencia en el que se afianza el cliente, y una imagen de lo que está sucediendo con el cliente en ese momento preciso, lo que me da la capacidad de promover un diálogo de calidad que genere la confianza y comprensión necesarias para el aprendizaje y acciones de cambio.
Cualesquiera que sean los resultados que los clientes alcancen con respecto a sus objetivos y planes, ésta es la auténtica satisfacción, para ellos y para este coach que está a su servicio:
• Que al final del día, haya vida más plena cada día.
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